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11 octubre 2010 1 11 /10 /octubre /2010 17:00

      Casi al finalizar la primera versión de El señor Cabellos de Fuego, noté una enorme incoherencia argumental entre el hecho de que, supuestamente, los aldeanos de Freyrstrand hubieran clamado por un Caballero que los protegiera de los grifos, y que por otra parte luego no se viera a ninguno de ellos en los alrededores, salvo en una ocasión, el duelo entre Anders y el campeón de Einar (cuyo nombre, además, no se revelaba en aquella primera versión, mientras que en la segunda no era Thorkill Rolfson sino... ¡Hildert Karstenson!). Y aquí otra incongruencia: durante ese duelo, teniendo en cuenta que los tres gatos locos que vivían en Freyrstrand eran aldeanos y, por lo tanto, tenían que trabajar mucho para subsistir, ¡se reunía casii una multitud ociosa y anónima!...

       En la segunda versión aparecía ya brevemente el pescador que sería conocido como Thomen el Chiflado, pero su única aparición activa era tan fugaz como mediocre, la que en la versión definitiva quedó como la primera, cuando viene corriendo a avisar, atropellándose casi mientras habla, que él y sus compañeros están bien, para acto seguido irse por donde vino, como alma que se lleva el Diablo. La verdad es que el hombre tal vez tenga motivos para tanto apuro, máxime trabajando junto a un gruñón como Friedrik; pero la imagen que ofrece en ese momento es la de alguien que perdió la chaveta, y eso le gana el apodo de El Chiflado con el que deberá cargar de ahí en más. Porque lo cierto es que a veces, en la vida real, un hecho aislado sirve para caratular a determinada persona con un calificativo o mote tal vez injusto. Como bien se dice: Házte la fama y échate a dormir...

      A partir de ese incidente, cualquier mínima señal de probable enajenamiento en Thomen se transformará a ojos de algunos, Anders a la cabeza, en prueba irrefutable de su locura total. Y es cierto que el pobre Thomen tiene sus manías, como ésa de ponerse su enorme y absurdo sombrero de paja si y sólo si viaja en carreta. Pero la mala suerte hace que a veces se lo pesque en situaciones que, equivocadamente, tienden a señalarlo como orate; por ejemplo, cuando Anders, sin saber con exactitud en qué consiste la sauna, lo ve salir a la intemperie desnuda y entre grandes nubes de vapor para de inmediato revolcarse entre la nieve. Es lo que hacen todos en Freyrstrand, porque de eso se trata la sauna; pero, cosas de la vida,, a quien Anders encuentra haciendo eso es a él. El joven escudero en ese momento ya no tiene duda alguna: Thomen está muy, muy, muy mal de la cabeza.

      Pero Thomen encuentra en Balduino un denodado defensor, con el que Anders parece destinado a debatir hasta el infinito sobre la locura o cordura del primero. Más observador que su escudero, Balduino nota que entre los dos hijos de Thomen y su esposa Thora, Ljod y Thommy, hay una diferencia de edad muy grande, y deduce que entre ellos hubo al menos dos hijos más (tres, según se sabrá más tarde) que no consiguieron sobrevivir. Sin embargo, tal vez en este caso se trate más que de capacidad de observación.  A Anders, nacido y crecido en el seno de una familia normal y afectuosa, no le llama la atención que Thomen trate con mucho cariño a sus retoños; pero a Balduino, que en su niñez fue tratado más bien con indiferencia y frialdad, sí. El espectáculo de esos padres volcando ternura sobre sus dos hijos sobrevivientes le resulta entrañable pero, a la vez, quizás lo lastima, porque él no conoció nada semejante en su infancia. En ese estado de cosas, quizás la familia de Thomen sea para él una especie de inalcanzable Paraíso, y necesite saber, para no envidiarlo tanto, que también allí hay una cuota de terrible dolor. Tal vez eso lo haya ayudado a intuir que en esa familia hubo otros hijos ahora ausentes para siempre.

       Balduino se da cuenta, hablando con Thomen, de que éste se encuentra en realidad muy lejos de ser todo lo chiflado que supone Anders. Es, de hecho, un hombre curtido por el trabajo y las penurias, y en su ignorancia y primitivismo hay mucha más sabiduría que en otras personas cuya instrucción parece haberlas terminado de convertir en asnos. ¡Yo no entiendo, señor Cabellos de Fuego!... ¡Me parece cosa de locos!, exclama con perplejidad, comentando cómo en Helmberg la gente dejó morir a una parturienta y al hijo que estaba por dar a luz, sólo por tratarse de la esposa del verdugo, alguien con quien todas esas personas nada querían tener que ver ni aun para prestarle auxilio. Para Thomen, muy solidario con sus convecinos aun cuando esté muy alejado físicamente de ellos, hechos como éste son incomprensibles.

      En Thomen, Thora tiene sin duda a la compañera ideal. Puede que no sean exactamente una pareja muy romántica, al menos a ojos vista, pero sí unida y sólida. Están juntos en las buenas y en las malas. Sin duda, supieron afrontar crisis terribles ambos. Cuando perdéis a un hijo, no queréis pensar que es culpa vuestra, culpáis a vuestra pareja, dice Thora a Balduino, y uno imagina una tormenta de mutuos reproches en medio de una atmósfera de profundo dolor. Al perder al segundo culpáis a la suerte; y al perder el tercero, ya no culpáis a nadie, añade. El dolor supo endurecerla también a ella, lo bastante para dirigirse a Ulrike sin pelos en la lengua cuando aquélla se comporta como una madre sobreprotectora, aunque a la vez la entiende, porque también Ulrike perdió dos hijos y teme perder al tercero, Thorstein el Joven, pese a que éste es sano y fuerte como un roble aunque perezoso hasta la exageración.

       Ljod, la mayor de las hijas del matrimonio, era una muchachita común y corriente hasta que Balduino decidió que no le haría nada mal recibir instrucción en lanzamiento de jabalina. Su pensamiento era que, no contando con un hijo varón que pudiera mantenerla si algo le pasara a Thomen, a Thora no le vendría mal contar al menos con el apoyo de una hija mayor que por haber recibido cierta instrucción en las armas fuera valiente y segura de sí misma y, quizás, una eficiente cazadora que ayudara a aportar comida a la mesa familiar. Todavía nada le pasó a Thomen, pero en cambio sucedió lo impensable: un convicto prófugo buscó refugio en su hogar estando él ausente, y fue Ljod quien lo puso fuera de combate, aunque la experiencia fuera para sus nervios una dura prueba y la atormente la idea de haber matado a un hombre. Seguramente, Thora podría haber dominado muy bien la situación; pero creo que ella cargó ya con bastantes padecimientos y que, por otra parte, a Ljod no le venía mal aprender de qué era capaz ella, aun a un precio un tanto gravoso. Ljod sabe que debe a Balduino el coraje que la ayudó a actuar en ese momento terrible, y como es apenas una muchachita que tal vez ni a su menarca llegó algún, es inevitable que temporalmente se embobe un poco con él.

       Nueve años separan a Ljod de su hermanito, Thommy, quien todavía ni habla bien, aunque para llorar tiene unas energías que son un encanto. Thomen y Thora perdieron a sus anteriores tres hijos cuando éstos tenían la edad que ahora tiene Thommy, tres años. Es inevitable, por lo tanto, que se les encoja el corazón ante la idea de perderlo también a él, de que Dios quiera en el Cielo a un cuarto angelito, como dice Thora. Balduino sabe que, por mucho que sufran sus padres esta eventual nueva pérdida, saldrán adelante, aunque no sabe cómo se sobreponen al dolor. Antes, él se cohibía sólo ante otros guerreros que lo superaban en valor y destreza. Ahora sabe que aun entre la gente de pueblo hay personas más duras que él, y que sabe muy poco de la vida. En cuanto a mí, fue con Thomen y su familia que terminé de descubrir algo que había empezado a sospechar con Kurt: que, en definitiva, a veces son más interesantes los aldeanos en sus vivencias cotidianas que los héroes, pese a todas las hazañas que éstos puedan realizar. Tal vez por eso en El Señor de los Anillos también me resultó menos interesante Aragorn que Lobelia Sacovilla-Bolsón, un personaje que en las películas de Jackson ni figuró. Y bueno, qué se le va a hacer...

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  • : EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I
  • : ...LA NOVELA FANTÁSTICA QUE, SI FUERA ANIMAL, SERÍA ORNITORRINCO. SU PRIMERA PARTE, PUBLICADA POR ENTREGAS.
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