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5 enero 2010 2 05 /01 /enero /2010 19:40

XXV

      -El segundo hecho tuvo lugar también en el Guddernesweick, pocos días después-continuó Ulvgang-. Había en el Thing un capitán que, por lo general, era allí el más feroz opositor de Thorben, y a quien se apodaba Blotinpfadswater, "Estela Sangrienta", o simplemente Pfadswater para abreviar. Este envidiaba el prestigio de Thorben, en lo que otros no se quedaban muy atrás; pero a diferencia de ellos, en Pfadswater pudo más la envidia que la camaradería y el honor. Además, habían llegado a oídos de Thorben rumores acerca del trato extremadamente cruel que Pfadswater daba a los vencidos; por lo que se proponía expulsarlo, no sólo del Thing, sino también de Broddervarsholm. Y de esto parece que, de alguna manera, se enteró Pfadswater.

 

      ’Una noche, mientras Thorben, desnudo y desarmado, yacía con una ramera, fue atacado sorpresivamente por cinco hombres de la tripulación de Pfadswater. Pero no por nada Thorben era el Diablo del Mar: rápidamente tomó sus armas y volvió a ser invencible. Despachó a tres de los atacantes e hirió a otro, que junto con el quinto hombre se dieron a la fuga cuando Thorben luchaba aún por su vida.

 

      ’Por azar estaba yo de Mannershanter ese día, y actuaba de incógnito; y por los toques de trompeta supe, conforme a los códigos secretos convenidos para esa semana, que había que detener a la tripulación completa del Morder, la nave de Pfadswater. Pero también dos miembros de la tripulación de éste eran Mannershantern, y desde su barco, adonde se encontraban con la mayor parte de sus compañeros (salvo los cinco ejecutores materiales del atentado contra Thorben) oyeron también ellos los toques de trompeta. De inmediato, el Morder soltó amarras y partió luego con rumbo, según nos enteramos después, a Nibilshaven, un puerto pirata de pésima fama incluso entre los Kveisunger, célebre por cobijar las escoria rechazada en los demás puertos de las Kveisungersholmene. Pero entre tanto se  había comenzado a barajar otra posibilidad en lo tocante al atentado contra Thorben: que Schwummelinbrud, y no Pfadswater, lo hubiese planeado, aunque quizás estuvieran aliados. Se acusó de estar implicada en el atentado a la puta con la que yacía Thorben en el momento del mismo, cargo que ella negó con verdadero horror. Terminó aceptándose su inocencia, pero no la de Schwummelinbrud, pues éste había desaparecido ahora, tan misteriosamente como al momento de llegar. Era la segunda Reina de los Kveisunger que se esfumaba sin dejar pistas de su paradero, aunque para muchos fue evidente que  se hallaba fugitiva y a bordo del Morder; mientras que otros la supusieron de regreso en los abismos marinos de los que se creía había venido a traernos discordia e infortunio. De cualquier manera, su desaparición fue un alivio.

 

      ’Entre tanto yo había llegado a los muelles, muy tarde para impedir que el Morder se hiciera a la mar. Encontré los cadáveres de otros dos Mannershantern de turno, muertos en servicio mientras trataban de impedir que la nave de Pfadswater soltase amarras; y también me topé con los dos sobrevivientes del atentado contra Thorben. Uno de ellos agonizaba: sabiéndose perdido, se había hundido su propia espada para no enfrentar una muerte aún peor en la Schulternsgrabe. El otro chillaba como cerdo a punto de ser faenado, maldiciendo a su capitán y a sus compañeros por fugarse dejándolo como chivo expiatorio. Lo capturé, desarmé y llevé a prisión. Su juicio, oída su confesión, fue muy veloz, y más tarde lo conduje personalmente a la Schulternsgrabe. La suya fue la única ejecución que presencié, aunque reconozco que no me animé a mirar demasiado.

 

      ’Las heridas de Thorben no parecían muy serias, pero una de ellas acabó engangrenándose, y hubo que amputarle el brazo derecho. Esto no bastaba para detener al Diablo del Mar, que se implantó un filoso y mortal estoque para sustituir el miembro amputado. Pero desesperó cuando supo que Schwummelinbrud se hallaba desaparecida, y culpó a Pfadwater de haberla raptado.

 

      ’En realidad, nada indicaba que Schwummelinbrud se hallara a bordo del Morder, secuestrada o por voluntad propia, excepto como polizón: la confesión del único hombre capturado con vida no la involucraba en el atentado contra Thorben. Por otra parte, parecía poco probable que pudiera colarse como polizón en el Morder, porque Pfadswater y sus hombres estaban sin duda en constante alerta mientras aguardaban la noticia del éxito del atentado y el regreso de los cinco ejecutores materiales del mismo, para luego huir todos juntos: la rapidez con que zarparon al oír los toques de trompeta era prueba de ello. En tales circunstancias, que un intruso se hubiera infiltrado a bordo sin que ellos lo notasen no era factible.

 

      ’El cobarde atentado generó indignación y repudio y, cuando Thorben reunió nuevamente al Thing (y fue la última vez que lo presidió e incluso que formó parte de él) se decidió por unanimidad atacar Nibilshaven. El propósito no era solamente vengar el atentado, sino también destruir aquel puerto tan indigno y que tan mal hacía quedar a los Kveisunger. Fuimos en cuarenta y dos naves y llegamos de noche. Echamos anclas a cierta distancia y nos escogieron a unos cuantos para que alcanzáramos la costa a nado, trepáramos los muros fortificados y elimináramos a todos los guardias que pudiésemos. También hubo otros a quienes se encomendó llegar hasta las naves fondeadas, eliminar a los vigías y sembrar la confusión, por ejemplo, prendiendo fuego a los velámenes. Es más, nosotros mismos dimos la voz de alarma gritando que el puerto estaba siendo atacado, y eliminamos a varios enemigos a medida que éstos iban saliendo cuando lo hacían aún en número reducido. Luego nos mezclamos con ellos y seguíamos eliminándolos, si podíamos, aprovechando el caos.

 

      ’Nibilshaven fue destruido, sus riquezas pasaron a nuestras naves, Pfadswater murió en combate contra Thorben y así éste quedó vengado. Sin embargo, una parte de los Kveisunger de aquel puerto se salvó por hallarse navegando en el momento del ataque; entre ellos, Bleitzinenauken, capitán del Slaktersreider. A él yo lo maté años más tarde y lo sustituí en el mando de su nave, a la que rebauticé como Zeesteuven, ahora sabes en honor a quién.

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  • : EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I
  • : ...LA NOVELA FANTÁSTICA QUE, SI FUERA ANIMAL, SERÍA ORNITORRINCO. SU PRIMERA PARTE, PUBLICADA POR ENTREGAS.
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