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19 mayo 2010 3 19 /05 /mayo /2010 23:32

        Volvió a Vindsborg muy tarde. Se había demorado en partir hacia la cabaña de Gudrun ese día, por lo que ella todavía lo encontró allí al volver del pastoreo; y al notarlo deprimido, intentó consolarlo de algún modo, pero no sabía cómo. Balduino no le contó nada de lo sucedido, pero sí admitió estar triste, y la instó a hablar de cómo había ella pasado el día, lo que descolocó un tanto a Gudrun. Ella era feliz pastoreando sus ovejas, pero la actividad era un tanto monótona, y no dejaba demasiado margen para sucesos trascendentes, salvo algún intento de latrocinio por parte de las fieras de turno; y si dicho intento no era lo bastante osado, inusual o exitoso, tampoco resultaba digno de recuerdo.

 

       Aun así, si Balduino quería que hablara de su rutina diaria, de eso ella hablaría. El se lo había pedido sólo para distraer su mente con otra cosa que no fuera la inesperada partida de Tarian; y sin embargo, tal vez porque había mucha pasión y gozo en el relato que Gudrun hacía de esas mínimas vivencias suyas o porque, al amarla como la amaba, cualquier cosa que a ella la hiciera feliz era importante, pronto también él experimentó una silenciosa sensación de felicidad. De cualquier modo, escuchándola, la carga de su pena se alivió; y ella aún no había terminado de hablar, cuando Balduino la interrumpió estrechándola entre sus brazos.

 

      -No sé qué será de mí cuando ya no te tenga conmigo-dijo.

 

       -No seáis complicado, señor Cabellos de Fuego. Me tenéis con vos ahora; ¿a qué preocuparse por algo que aún ha de suceder?-alcanzó a decir ella, antes de que él la besara.

 

       Y viéndose ambos presas de la excitación, se acercaron al hogar, donde los leños abrasados por el fuego chisporroteaban ruidosamente, y se desnudaron. Sus rostros sin duda no eran muy agraciados, pero la Naturaleza había sido más generosa con ellos dotándolos de cuerpos agradables a la vista. El de Balduino, bien formado debido al continuo ejercicio, era musculoso, fuerte y elástico; el de Gudrun tenía pechos firmes y caderas anchas, y una esbeltez que de alguna manera hacía pensar en la gracilidad de la gamuza brincando en la montaña. Pero aunque la piel de uno anhelaba y buscaba el contacto con la del otro, rara vez se deleitaban admirándose mutuamente sus atractivos físicos. Había ardor en ellos, pero la suya no era una atracción animal y nada más; por lo que pasaban la mayor parte del tiempo mirándose a los ojos, detrás de los cuales estaba aquello que los había hecho amarse.

 

       Y no obstante, al hallarse desnudos uno en brazos de otro, lo táctil vino a reclamar sus derechos sobre ellos. Balduino, el más vigoroso, era sin embargo el más suave en sus caricias, aunque siempre firme, nunca vacilante. Su forma de hacer el amor subyugaba a Gudrun, a la vez que constantemente la sorprendía y emocionaba, pues tales demostraciones de ternura le parecían extrañas y hermosas en alguien tan fuerte. Ella era todo lo contrario: pasional, posesiva, casi brusca por momentos. Su temperamento bravío se mantenía incólume incluso aquí, en el lecho; sus manos parecían dejar brasas en el cuerpo de Balduino, quien se sentía elevado a inimaginados planos de delirante éxtasis cuando ella lo tocaba de esa manera.

 

      Yacían junto al hogar, entre unas pieles, cuando él finalmente la penetró. Sus caricias se habían vuelto algo más rudas, pero aun así estaban muy lejos de ser brutales, como si sólo buscara recordarle que el elemento dominante de la pareja era él. Gudrun se relajó, y las yemas de sus dedos se dirigieron a la espalda de Balduino, como incitándolo a no detenerse.

 

      Minutos después sobrevenía el clímax: un goce febril y sublime, un Paraíso de sensaciones carnales en el aire cargado de gemidos; la maravilla de poseer y ser poseído, de ser a la vez amo y esclavo.

 

      Y luego el reposo, el regreso a aguas serenas, los besos cargados de cariño antes que de pasión... La dicha íntima de tener al lado a alguien a quien amar y por quien ser amado.

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Presentación

  • : EL SEÑOR CABELLOS DE FUEGO I
  • : ...LA NOVELA FANTÁSTICA QUE, SI FUERA ANIMAL, SERÍA ORNITORRINCO. SU PRIMERA PARTE, PUBLICADA POR ENTREGAS.
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